ABORTO Y EDUCACION
Aborto y educación
Los últimos datos conocidos sobre la evolución de la práctica del aborto entre embarazadas con edades comprendidas entre 15 y 19 años son realmente preocupantes. Actualmente, el porcentaje de abortos en ese tramo supera el 40 por ciento, lo que quiere decir que se ha duplicado entre 1990 y 2000, según un informe elaborado por el Instituto de Economía y Geografía del CSIC. Los porcentajes varían sustancialmente entre Comunidades. Murcia apenas supera el 33 por ciento, mientras Cataluña rebasa el 60 por ciento. A la vista de estos datos resulta evidente que el aumento sustancial de las campañas de información y prevención de embarazos no deseados no ha tenido los resultados deseables, y no puede decirse que sea debido a la escasez de mensajes y programas dirigidos a los jóvenes. Sería bueno que en torno a esta situación se hiciera una revisión de planteamientos, de manera que la formación de los jóvenes sobre su sexualidad comprenda también un principio de responsabilidad sobre el desarrollo personal y una definición más exigente de las consecuencias de sus actos. Si sólo se incide en la seguridad en las relaciones sexuales y se omite cualquier emplazamiento moral a asumir el ejercicio de la propia libertad en todos sus aspectos, se está reduciendo la sexualidad a un mero pasatiempo, sin contextos afectivos ni vínculos con la madurez. Si se acepta que el aborto -aparte de seguir siendo un delito- es una realidad negativa, especialmente en una sociedad obsesionada por la preservación del medio ambiente y la prolongación de la existencia, también habrá de aceptarse que en el panorama descrito por el CSIC no sólo está en riesgo la salud de los jóvenes frente a las enfermedades de transmisión sexual, sino también la valoración moral que debe merecer la vida humana ya concebida, relegada a un plano irrelevante en este mar de porcentajes y estadísticas.
Juan García Inza
Vicario de Justicia Ajunto
del Tribunal Eclesiástico
Los últimos datos conocidos sobre la evolución de la práctica del aborto entre embarazadas con edades comprendidas entre 15 y 19 años son realmente preocupantes. Actualmente, el porcentaje de abortos en ese tramo supera el 40 por ciento, lo que quiere decir que se ha duplicado entre 1990 y 2000, según un informe elaborado por el Instituto de Economía y Geografía del CSIC. Los porcentajes varían sustancialmente entre Comunidades. Murcia apenas supera el 33 por ciento, mientras Cataluña rebasa el 60 por ciento. A la vista de estos datos resulta evidente que el aumento sustancial de las campañas de información y prevención de embarazos no deseados no ha tenido los resultados deseables, y no puede decirse que sea debido a la escasez de mensajes y programas dirigidos a los jóvenes. Sería bueno que en torno a esta situación se hiciera una revisión de planteamientos, de manera que la formación de los jóvenes sobre su sexualidad comprenda también un principio de responsabilidad sobre el desarrollo personal y una definición más exigente de las consecuencias de sus actos. Si sólo se incide en la seguridad en las relaciones sexuales y se omite cualquier emplazamiento moral a asumir el ejercicio de la propia libertad en todos sus aspectos, se está reduciendo la sexualidad a un mero pasatiempo, sin contextos afectivos ni vínculos con la madurez. Si se acepta que el aborto -aparte de seguir siendo un delito- es una realidad negativa, especialmente en una sociedad obsesionada por la preservación del medio ambiente y la prolongación de la existencia, también habrá de aceptarse que en el panorama descrito por el CSIC no sólo está en riesgo la salud de los jóvenes frente a las enfermedades de transmisión sexual, sino también la valoración moral que debe merecer la vida humana ya concebida, relegada a un plano irrelevante en este mar de porcentajes y estadísticas.
Juan García Inza
Vicario de Justicia Ajunto
del Tribunal Eclesiástico
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