CORREGIR EN FAMILIA, LAS CUATRO REGLAS
El adolescente tiende por naturaleza a enjuiciarlo todo, tiene una considerable visión crítica de lo que le rodea. — Eso no tiene por qué ser malo. Puede ser muy positivo. Por supuesto. Pero para que lo sea realmente, para que esa crítica sea positiva, habría que establecer una especie de reglas del juego. Podríamos intentar resumirlas en cuatro: Primera. Para que alguien tenga derecho a corregir, tiene primero que ser persona que esté capacitada para reconocer lo bueno de los demás, y que sea capaz también de decirlo: que no corrija quien no sepa elogiar de vez en cuando. Porque si una persona no reconoce nunca lo que su hijo o su mujer o su marido hacen bien –y seguro que harán cosas bien, probablemente más que las que hacen mal–, ¿con qué derecho podrá luego corregirles cuando fallen? El que nada positivo encuentra en los demás, tiene que replantear su vida desde los cimientos: algo en él no va bien, tiene una ceguera que le inhabilita para c...