La Comisión Nacional de Reproducción Asistida aprueba que una lesbiana transfiera su óvulo al útero de su pareja para que ambas sientan ser su madre La Comisión Nacional de Reproducción Asistida ha aprobado que una mujer lesbiana transfiera su óvulo fecundado al útero su pareja para que ambas puedan intervenir en el proceso de reproducción de su hijo. Dicho proceso supone un riesgo de muerte para el hijo (riesgo de aborto), no requerido por una situación de infertilidad, sino únicamente por el deseo de una mujer de sentirse más madre y más vinculada a su pareja. De esta manera, este órgano consultivo del Ministerio de Sanidad español antepone los deseos de la madre y su pareja a los derechos del hijo que va a nacer, que se convierte así en un medio, en lugar de en un fin. Se trata, según algunos analistas, de un juego insólito donde solamente interviene el deseo y donde no existe la necesidad, un juego que sacrifica los derechos del que ha de nacer por el deseo de sus caprichosas madre...
¿Cuántos padres saben hablar de sexo y de amor a sus hijos? Entrevista con la bióloga Leda Galli ROMA, viernes, 5 diciembre 2008 (ZENIT.org).- Hablar de sexo y de amor con los hijos es tan necesario como complicado. La bióloga Leda Galli ofrece una ayuda concreta en el libro en italiano "Del cuerpo a la persona: El sexo como lo explicaría a mis hijos" ("Dal corpo alla persona: Il sesso come lo spiegherei ai miei figli"), recién publicado por la editorial San Paolo. En el prólogo al libro, el cardenal Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia, Italia, escribe: "En el actual clima cultural de relativismo, Los jóvenes -privados de claros puntos de referencia- están a menudo a merced de una angustiosa desorientación existencial, que puede empujarles a una visión superficial de la vida e inducirles a comportamientos transgresivos, a veces incluso violentos". "Se comprende así que muchos progenitores se descubran impreparados y en todo caso en seria dificultad p...
Aprite le finestre En mi archivo encontré una publicación del año 2002 que comienza diciendo Aprite le finestre , que así comienza una canción italiana de los años cincuenta que Josemaría Escrivá pedía que le cantaran cuando se estuviese muriendo. No se si la cantaron los que le acompañaban en ese momento, pero estoy seguro que él en su interior se acordaba de aquellas palabras de San Juan: Dios es Amor. El nos amó primero. Me quedé un rato pensando las veces, los miles de veces, que San José María habló del amor a Dios y a nuestros hermanos los hombres. Hoy la palabra amor está desgastada de tanto manosearla. Las canciones, los libros, las películas, las homilías… nos hablan de amor. Pero los hombres no terminamos de amarnos, nos quedamos en la superficie, como una barniz que no pasa de hacer bobito el mueble, pero en el fondo solo existe madera que puede corroer la carcoma. Hay que llegar al fondo de las ...
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