
EPIDEMIAS Y VIDA RELIGIOSA Indudablemente los acontecimientos negativos, los que nos hacen sufrir, afectan a la vida religiosa de las personas. Unas veces para bien, porque nos hacen reflexionar sobre lo débil que somos y nos acercan a la oración, y otras veces nos hacen pensar que, si Dios envía, o permite el mal que nos hace sufrir no es tan bueno como pensamos. Incluso algunos llegan a negar su existencia. Somos así de duros a la hora de juzgar. En lugar de preguntarnos el “para qué” del dolor, nos interrogamos con mal talante sobre “el por qué”. No terminamos de convencernos de que no somos perfectos, y que por mucho que hayamos progresado en todo, y hayamos llegado a la luna y más allá, un simple microbio, que apenas se puede ver por el microscopio, es capaz de paralizar el mundo y causarnos la muerte inesperada. Rodney Stark, en su libr...