CONTEMPLAR LA ARMONIA
El verano es
una estación del año que se presta para muchas cosas, la mayoría necesarias:
descansar, tomar el sol, bañarse, ralentizar un poco la marcha, convivir con la
familia, disfrutar del fresco de la mañana, leer un buen libro, cultivar la
amistad, rezar… Hay quien aprovecha algunos días del verano para disfrutar unos
días de retiro en un lugar propicio para ello… Pero yo os invitaría
encarecidamente a contemplar la armonía.
No es
demasiado fácil encontrar en muchos lugares un ambiente armónico, bello,
relajante… Aunque nuestra sociedad hambrienta de consumo todo lo que puede lo
mecaniza, robando a la naturaleza su esplendor, hay que descubrir los lugares
“sagrados” en donde el hombre todavía no ha metido la excavadora y los
ladrillos. En España tenemos lugares bellísimos en donde el alma puede respirar
a fondo. Hay que defender la armonía de la naturaleza, que es obra de Dios.
Dice Leibniz:
“Así no resta mas vía que mi hipótesis, es decir, la vía de la armonía
preestablecida por un artificio divino y previsor, que desde el comienzo ha
formado cada una de las sustancias de manera tan perfecta, ordenada y con
precisión tan exacta que no siguiendo mas que las propias leyes que han
recibido con su ser, cada una concuerda, sin embargo, con la otra, todo ello
como si Dios pusiera siempre allí su mano, a más de su concurso general”
(Sistema nuevo de la naturaleza y de la comunicación de las sustancias. Citado
por Jacqueline Russ).
En verdad es
Dios el Creador y el Ordenador de la vida. Nosotros queremos cambiar el curso
de la creación, e inventamos artilugios para robarle a Dios el protagonismo. La
inteligencia artificial, los robots, la informática, el G5, que demuestran que
el hombre piensa, pero que esa capacidad de pensamiento le viene dada por una
Inteligencia inigualable que se llama Dios.
La
contemplación no es ni mas ni manos que poner alma y corazón en esa maravillosa
oferta que Dios me hace cada día. Dios pone siempre allí su mano, y nos brinda un
paisaje que jamás podrá igualar el ingenio del hombre. Ante la armonía de la
naturaleza virgen y bien cuidada solo cabe agachar la cabeza, darle gracias a
Dios y contemplar con emoción.
El verano puede ser una nueva oportunidad para vivir como
humanos. Aprender a sonreír, saber también llorara. Dar rienda suelta a la
emoción, y decir: Gracias Dios mío por el regalo que me haces con la belleza y
la armonía de Tu creación. Qué es Belleza:
La belleza es el
atributo que reconocemos en lo bello. Como tal, algunas de las cualidades que
tradicionalmente se han concedido a lo bello son la armonía, la proporción, la simetría
y la perfección, así como la capacidad para agradar a la vista y al oído, y
para cautivar al espíritu.
Cuando se atropella la belleza, la armonía, la vida del
hombre se disloca, se pierde la humanidad, y se hace muy difícil la
convivencia. Lo estamos viendo en la historia de cada día. El mismo corona virus
se aprovecha del desorden para medrar. Se rompe la armonía y se pierde la paz.
Una guerra es lo mas contrario a la armonía, por eso donde hay disturbios y
guerras no hay paz.
Párate un poco estos días y disfruta de las cosas bonitas
que la naturaleza, obra de Dios, te ofrece gratis. Puede que recuperes
porciones de salud que han podido perder por el camino de la vida.
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