Carta a la gente del mundo

            Cuenta William Saroyan, en su excelente novela “Las aventuras de Wesley Jackson”, un soldado americano de buena cultura, que un día se asomó a la ventana de su hospedaje y vio que un señor, desde un edificio de enfrente, lanzaba un sobre a la calle. Picado por la curiosidad, bajó y recogió el sobre del suelo. En su dirección ponía: “Carta a la gente del mundo”. Lo abrió y lo leyó con cierta fruición y sorpresa.  El autor, que no se firmaba, decía al mundo lo que el consideraba que debían saber todos. Es un modo insólito y curiosos de ejercer la libertad de opinión.

            Siguiendo esta iniciativa, voy a lanzar en mi bloc, “Un alma para el mundo”, algunas cartas sobre lo que considero que el mundo debe saber, y debe hacer.

            La gente del mundo debe ser educada, esto parece obvio, pero no tanto. Hay una falta abrumadora de educación. Parece que hemos perdido la humanidad y el sentido común. Muchos, bastantes, no respetan la vida misma, la naturaleza, los bienes culturales, las personas, la misma historia de los pueblos, los signos externos de identidad de la vida misma… Se atenta contra la dignidad de las tradiciones, de las costumbres… Se destrozan bienes culturales, recuerdos gloriosos de gestas irrepetibles. Se socaba con estos vandalismos lo más sagrado que tenemos: nuestras tradiciones, sus personajes ilustres, como si sus vidas y sus gestas fueran simplemente una aventura frívola, de tebeo.

            En España algunos tratan de arrancar páginas gloriosas de esa historia que habla de nuestro pasado glorioso. Piensan que para ser dignos de respeto han de ser como yo, que seguramente soy un miserable. Los descubridores y conquistadores eran hombres falibles, defectuosos, pero con un gran coraje. Pero, aunque fueran santos como Fray Junipero hay que destrozar su memoria. Eran españoles y parece que la madre patria para algunos es una desgracia, una deshonra, un manchón en la historia que quieren inventar.

            Los suevos, vándalos y alanos fueron los primeros pueblos que penetraron en la península ibérica en el 411. Los tiempos que siguieron fueron muy confusos. Aunque Hispania siguió siendo nominalmente una provincia romana, los pueblos invasores se asentaron en diversas zonas de la península. Y parece que muchos de ellos, bastantes, no se han movido del sitio.

         ¿Por qué se llama ‘vándalo’ al que se comporta de forma salvaje y desalmada?

(Alfred López.. https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/por-que-se-llama-vandalo-a-aquel-que-se-comporta-de-forma-salvaje-y-desalmada/)

Es habitual escuchar o leer en algunos medios de comunicación la utilización de los términos vándalo o vandalismo para referirse a personas o grupos que se comportan de manera incivilizada, desalmada y salvajemente.

El origen del término ‘vándalo’ lo encontramos en el pueblo bárbaro del mismo nombre que habitó en la Europa Central hasta su desaparición en el siglo VI. Como era habitual en aquella época, este tipo de pueblo era guerrero y conquistador, enfrentándose feroz y violentamente en múltiples batallas.

A pesar de haber recibido en la Península Ibérica la visita de los vándalos (siglo V), el término no tomó la popularidad, ni se extendió su uso como sinónimo de salvaje o desalmado, hasta que el 31 de agosto de 1794 lo utilizó Henri Grégoire (Obispo de Blois) pronunciándolo en un discurso en la convención republicana, en plena Revolución Francesa, como crítica al saqueo de las obras y tesoros religiosos que se produjeron en las iglesias y al que tituló ‘Informe sobre la destrucción causada por el vandalismo’ (Rapport sur les destructions opérées par le Vandalisme).  Para hacer referencia a aquella situación de pillaje y asolación utilizó el símil de lo ocurrido durante el siglo V en el que los vándalos llegaron a Roma y la saquearon de manera indiscriminada.

A partir de esas palabras de Grégoire, los términos ‘vándalo’ y ‘vandalismo’ quedaron asociados a todo tipo de actos violentos y a aquellos que los realizan.

         Han pasado siglos de la presencia en España de esta raza tan ignominiosa, pero parece que siguen sus descendientes creando un ambiente que ya creíamos superado. La incultura y el vandalismo no tiene escrúpulos, son sencillamente lo que son, para fustigar a los pueblos que quieren vivir en paz.

Juan  García Inza

Juan.garciainza@gmail.com



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