10 veces la animaron a abortar por espina bífida: «Ahora la miro y pienso.... No te habría conocido»

Natalie con su hija Mirabelle: le salvó la vida, literalmente, diez veces. Hoy se miran y son felices. Ambas. Ésa es su «calidad de vida». Foto: SWNS / Daily Mail.











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No es infrecuente que los médicos aconsejen el aborto por posible malformación fetal y que, tras la negativa de la madre, el hijo nazca sano. No es el caso de Natalie, cuya niña nació con el síndrome pronosticado: espina bífida. Ella tuvo que resistir hasta diez propuestas de matarla, pero sabía que su vida no era menos valiosa por padecer ese trastorno. Contó la historia Claire Toureille en el Daily Mail, y la comenta Luca Marcolivio en Notizie Provita:

Se negó en diez ocasiones a abortar a su hija y hoy la niña está sana. Ha sucedido en Manchester, en Inglaterra. A Natalie Halson, mujer de 29 años, le habían dicho que el bebé de 22 semanas del que estaba embarazada tenía espina bífida. La joven, sin embargo, se fió de su instinto materno y siguió adelante con su embarazo, hasta que hace seis meses nació la pequeña Mirabelle, de 3,3 kg. Poco después del parto, la niña fue intervenida quirúrgicamente para corregir la espina bífida y ha reaccionado bien. Actualmente su salud es óptima.

Natalie declaró al Daily Mail que los médicos le aconsejaron en diez ocasiones abortar, incluso cuando ya estaba casi en el noveno mes. "Busqué toda la información posible y descubrí que había otras opciones", ha relatado. "Me negué a renunciar a mi hija, pero lo médicos no querían en absoluto un 'no' como respuesta". Tras la última sugerencia de aborto, cuando ya estaba embarazada de 33 semanas, Natalie se quedó absolutamente desconsolada. En resumen, desde el momento del diagnóstico de espina bífida, la mujer no había tenido visita médica en la que no se le diera la opción más triste. "Estoy realmente feliz de haberme negado. Mirabelle es verdaderamente un milagro", ha añadido Natalie.

Cuando estaba en la semana 22 de embarazo, los médicos sospecharon la presencia de espina bífida y le dijeron a la paciente que debería someterse a una ecografía más específica la semana siguiente. Sin embargo, al trabajar en el hospital como auxiliar de radiología, Natalie inmediatamente intuyó que algo no iba bien. Por lo que había llamado al servicio y había pedido explicaciones. Le dijeron que su hija tenía espina bífida. "Estaba hundida. Un desastre. No conseguía dejar de llorar".

"Me dijeron que el aborto era la única solución y me explicaron que si seguía adelante con el embarazo, mi hija tendría como destino la silla de ruedas y no tendría ninguna calidad de vida". Concluida la llamada telefónica, Natalie se puso a "investigar exhaustivamente" por su cuenta, para descubrir si había alguna esperanza para su hija. "Me dio rabia que me dijeran que no había esperanza. Si no hubiera tenido tiempo para recopilar toda esa información, incluso habría aceptado lo que me sugerían los médicos. Ahora miro a Mirabelle y pienso: 'No te habría conocido'. No consigo soportar el pensamiento de todo esto…».


Natalie pidió el traslado al Great Ormond Street Hospital de Londres, donde el mayor experto en espina bífida, el doctor Jan Deprest, le dio una opinión distinta a la de sus colegas. Después de las ecografías de las semanas 23 y 26, a Natalie le dijeron que no había posibilidad de operar a la niña estando en el útero materno debido al tipo de lesión que tenía en la columna vertebral.

Con excepción de las preocupaciones debidas a las condiciones de su hija, Natalie cuenta que ha tenido un "embarazo fantástico". Mirabelle nació, mediante cesárea, el 12 de diciembre de 2018, en el Women’s Hospital de Liverpool, con un peso de 3,3 kg. Seguidamente, fue trasladada al hospital pediátrico Alder Hey de Liverpool.

"Ha sido terrible no poder verla inmediatamente después de su nacimiento, sobre todo después de haber luchado tan duramente por ella, pero sabíamos que estaba en las mejores manos", ha contado la madre. "Quería desesperadamente estar cerca de ella, así que pedí el alta voluntaria menos de diez horas después de la cesárea, contra el parecer de los médicos, para poder estar a su lado".

Al día siguiente de su nacimiento, operaron la espina dorsal de Mirabelle. "Fue una espera angustiosa y terrible, que duró casi doce horas, pero los médicos están realmente encantados de ver sus progresos", ha declarado Natalie. "Me han dicho que le han conectado todos los nervios dorsales como una cremallera… Estaba tan emocionada que no dejaba de llorar".



Tras casi un mes de visitas a la recién nacida en el hospital, mientras la madre se hospedaba en la Ronald McDonald House, una casa de acogida gratuita, por fin Mirabelle pudo ser llevada a casa. "Hay días en los que me gustaría conocer el futuro para saber si Mirabelle tendrá salud, pero, para ser sincera, para mí las cosas no cambian", ha afirmado Natalie. "La amamos tal cual es. Luchamos cada día para que tenga una vida mejor. Me considero una persona muy fuerte, pero ha sido un viaje verdaderamente difícil. Casi me desanimé a la idea de tener más hijos, pero por otra parte, desde que la vi, es tan maravillosa como hubiera deseado…".

La joven madre concluye la entrevista con un consejo a todos los padres que sienten la tentación de abortar a su hijo. "No es la única opción, no importa lo que hagan o digan los hospitales. Fiaos de vuestro instinto, algo dentro de mí me decía que todo iría bien para mi hija: miradla ahora, ¡es perfecta!".


La historia de esta joven madre inglesa y de su hija habla por sí sola. Hay una curiosa coincidencia, que vale la pena resaltar: en sus peripecias, Natalie fue visitada en el Great Ormond Street Hospital de Londres y su hija ha sido operada en el Alder Hey Hospital de Liverpool. Se trata de los dos hospitales donde vieron la muerte, respectivamente, los pequeños Charlie Gard y Alfie Evans. La vida de los niños enfermos triunfa también en los lugares aparentemente más hostiles…

Traducción de Elena Faccia Serrano.

Fotos: SWNS / Daily Mail.


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