Eutanasia,
considerarse dueños de mi vida
Leo en ABC:
Holanda fue el primer país europeo en legalizar la
eutanasia. La ley entró en vigor en abril de 2002 aunque
esta práctica era tolerada desde 1993.
Se considera legal la intervención directa y eficaz del
médico para causar la muerte de un
paciente que sufre una enfermedad irreversible o que se encuentra en fase
terminal y con padecimiento insoportable.
Los requisitos son muy
estrictos: El paciente debe residir en Países Bajos. La petición de eutanasia o
de ayuda al suicidio debe ser reiterada, voluntaria y producto de la reflexión.
Los sufrimientos
deben ser intolerables y sin perspectivas de mejora. El paciente debe haber
sido informado de la situación y del pronóstico. El médico que vaya a aplicar
la eutanasia está obligado a consultar el caso con un compañero (o dos en el
caso de que el sufrimiento sea psicológico), que tiene que emitir el
correspondiente informe.
Las peticiones de eutanasia las pueden hacer menores de edad, en algunos casos con el consentimiento de los padres (entre los 12 y 16
años inclusive) y sin el consentimiento, aunque participando en la decisión
final (entre los 16 y 17 años).
Es un acontecimiento de suma gravedad.
La joven holandesa se ha visto atormentada por el trauma que venía padeciendo
desde hacía años. Pero la solución no es cortar el hijo de la vida. En una
sociedad que se considera muy avanzada en distintos aspectos de la vida y de la
técnica, tiene que haber soluciones para estos casos extremos. Para eso está la
religión, la medicina y la psicología. No podemos cerrar puertas en nuestro
corazón y en nuestra mente. Recuerdo aquella película que se titulaba “Horizontes
lejanos”. Hay que mirar siempre más allá para ver la luz. La noche puede ser
triste pero nos queda la esperanza del nuevo día que vendrá.
Leo este texto anónimo que nos puede
hacer pensar: ¿Cuántas veces te ocurre que
miras pero no ves, que buscas pero no encuentras, que formas imágenes que
después no son, que imaginas pero te confundes, que construyes pensamientos que
se deshacen ante la realidad, que los árboles no te dejan ver el bosque? En definitiva,
¿cuántas veces crees ver lo que no existe y que nunca va a existir? Te quedas
ante la primera impresión y no te das cuenta que para descubrir lo que está
escondido, lo que verdaderamente importa, hay que mirar más allá de lo que ves… Porque creer que no lo puedes conseguir es ver solamente
nubes, oscuridad y obstáculos, cuando en realidad los que han
creído, han visto mucho más allá abrazando el éxito, el triunfo, el amor y la
maravillosa luz que estaba al final del camino.
A los jóvenes les invito a pensar. Hay
luz al final del camino. Dice el Papa Francisco: Jóvenes, albas de esperanza
Respondiendo a la tercera pregunta, sobre cómo vivir
el ser joven en esta tierra, el Papa Francisco dijo que los jóvenes están
llamados a ser amaneceres de esperanza. “La esperanza surgirá en Palermo, en
Sicilia, en Italia, en la Iglesia a partir de ustedes. Para ser albas de
esperanza hay que levantarse cada mañana con un corazón joven, esperanzador,
luchando por no sentirse viejo, por no ceder a la lógica de lo irredimible, esa
lógica perversa según la cual no hay salvación para esta tierra. ¡No! No al fatalismo
y sí a la esperanza cristiana. No a la resignación.
Joven, no des nada por perdido. La vida es bella,
aunque intenten traumatizarla los que no tienen corazón. Vale la pena perdonar,
tender lazos, ofrecer el dolor, y reiniciar cada día la aventura de la vida. Dios
no ama, y eso es suficiente para ser felices
Juan García Inza
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